❥ 🇨 🇮 🇳 🇨 🇴 

Me quité la chompa grande y me mordí el labio, el top blanco de tiras ahora se veía, al quitarme el pantalón se vio la mini falda pegada blanca con la correa negra con plateado.

—¡Te estamos esperando Aly!—gritó Ángela del otro lado.

—¡Ahí voy!—le respondí mirándome.

No se me vía mal, claro que no. No tenía un cuerpo de modelo pero era aceptable, obviamente las caderas anchas que heredé de mi mamá no me ayudaban en nada a ser invisible con esta ropa, hacían ver mi cintura diminuta.

Gracias, Fayna Mendoza.

No quería salir así por lo que me dirigí a mi mochila y saqué la casaca de jean que traía de repuesto, ahora no se veían mucho mis hombros así que me sentía un poco más segura.

Salí mordiéndome el labio, intentando descargar en el todo mi nerviosismo.

Ángela y Jessica volvían a ver vestidos, Jessica porque aún no encontraba el ideal y Ángela la ayudaba, ella ya tenía puesto el vestido blanco y le quedaba de maravilla.

—¡Aly! te ves hermosa.—me dijo la pelinegra viniendo a mi.

—Gracias, aunque no estoy muy cómoda que digamos.

—Tienes buen cuerpo, ese tipo de ropa te favorece ¿Por qué no te la pones?—preguntó Jessica:

—Porque sé que tengo un buen cuerpo, pero ya me pasó que la mayoría de personas; chicos más que nada, venían a mi solo por el. No quiero que se me acerquen por eso, quiero que lo hagan por lo que soy en verdad, no por una figura bonita.

—De acuerdo, lo importante es que estés cómoda.

Jessica me sorprendió al decir eso, no pensé que lo diría, nunca lo pensaría.

—Gracias.—dije atónita.

—Te reto a que estés con esa ropa hasta que terminemos de cenar y te llevemos a tu casa. Y sé que no te resistes a los retos, te encantan, cuanto más difíciles mejor—retó la chica.

Mierda Ángela, ¿Cómo sabías eso?

—¿Cómo lo...?

—No preguntes, ¿Aceptas?—Jessica tenía una sonrisa divertida.

Maldición, Merlín apiádate de mi.

—De acuerdo.—me rendí y me senté de nuevo.

Esta iba a ser una tarde muy larga.

—De acuerdo, quiero este, mi pecho resalta.—dijo Jessica cuando se puso un vestido rosado, si que resaltaba su pecho, mucho, pero si le gustaba no podía hacer nada.

Me paré y la ayudé a cerrarse bien el cierre, hubo un toque en el cristal y unos cuatro chicos de nuestra edad o unos pocos años mayores dijeron:

—Hermosas.

—Bonitas.

—Esto es incómodo.—dijo Jessica.

—Es asqueroso.—admití con asquerosidad, era horrible.

—Gracias.—le sonreí a Jessica y me volví a sentar, tenía que ir ya a la biblioteca.

—Chicas, mientras ustedes, bueno Jessica sigue buscando vestidos...yo quiero ir a una biblioteca antes de que cierre.—cogí mi celular, guardé la ropa holgada y me levanté.

—¿Segura?—preguntó Jessica.

—Sí, no se preocupen las veo en el restaurante.

—Okey, si.

—$10.⁹⁹ Disfrútalo.—me dijo el señor de la tienda entregándome un libro azul, le tendí el dinero y acepté el libro.

—Gracias, buenas noches.

—Gracias, igualmente.—me respondió con una sonrisa.

Cuando salí de la librería y quería ir al restaurante ya estaba oscuro y para colmo había perdido el camino, cuando intenté regresar con mis propios pasos tuve que abortar la misión por dos chicos al parecer drogados que venían hacia mi.

—Miren quien está ahí.—empezó a hablar uno.

—Miren que linda.

—Miren que cuerpo.

« Asquerosos, idiotas de mierda »

Empecé a caminar un poco más rápido doblando por cualquier lugar, pero todo fue en vano, ahora me encontraba en un callejón sin salida y también habían mucho más hombres que me acorralaban entre ellos.

—Suéltenme.—dije firme, el efecto del alcohol no hacía que mi amenazante voz los hiciera reaccionar.

—No seas así pequeña.

—Suéltenme o no los va a gustar lo que les haré.—empujé un poco a uno que se estaba aproximando más de lo que estaba.

—¡Ah! así que eres ese tipo de chica.

—Me gustan las difíciles.

Okey, ahora eran siete o hasta ocho en total.

—No me gusta hacer esto pero ustedes se lo ganaron—decidí.

—Vamos nena, muéstrame lo que tienes.

« Vamos Ashly, tú puedes. Las clases te aburrían pero servían »

Empujé lo más que pude a uno y le di en la entre pierna.

—¡Hey! ¿Qué te pasa?—otro chico vino con la intención de golpearme y gracias a Merlín lo esquivé.

Le agarré el brazo y le pateé la pierna, cayó cuando aún tenía su brazo, sin darme cuando otro me agarró por atrás.

—Ahora tendrás tu castigo por portarte mal.—me dijo el que me tenía agarrada en el oído.

« Asco, asco, asco »

El otro estaba acercándose y no sabía que hacer, me quedé en blanco hasta que recordé lo que me hubiese servido hace unos segundos. Me impulsé con las piernas y le pateé el estómago a quien venía a mi, casi me caigo encima del chico que me tenía agarrada por el repentino movimiento.

Al que me tenía agarrada le metí un cabezazo.

Carajo, eso si dolió.

Me mareé un poco y me balanceé por el dolor, otro se aproximaba a mi hasta que un motor se escuchó, quien esté viniendo ahí va a chocar o generar un accidente, abrí los ojos pues se estaba acercando demasiado.

—¡Oye!—dijeron todos los chicos protestando, pudo haberlos chocado, me hice a un lado cuando estaban entretenidos.

Iba a empezar a correr sin parar por cualquier lado ya que los chicos estaban entretenidos con pelear con el del auto; y obviamente utilizaría eso a mi favor.

Hasta que escuché su voz.

—Súbete.—dijo Edward con autoridad fulminando con la mirada a los hombres.

En cualquier otro momento le hubiese dicho un simple no, pero viendo en la situación donde me encontraba no protesté y me subí a su auto rápidamente.

Mientras él fulminaba a los hombres con una sola mirada, bueno...a los que quedaban casi ilesos porque los demás estaban retorciéndose de dolor en el piso.

« Nunca más me vuelvo a quejar de las clases de boxeo y defensa personal que tomé por obligación »

Edward con total enfado subió al auto y cerró la puerta de golpe.

—¡Tóquense entre ustedes y dejen de joder a los demás! ¡Una falda no es una invitación, idiotas!—les grité cuando bajé la ventanilla mientras les mostraba el dedo del medio.

Edward hizo una maniobra rápidamente causando que me pegara al asiento y salimos de ahí. Los autos estaban tocándole el claxon, se había metido en un carril de dos como si nada.

—Quiero volver y arrancarles la cabeza.—dijo Edward sumamente enojado, apretaba demasiado el volante, lo iba a romper.

—Te ayudo, pero no tenemos que dejar huellas.—mencioné tratando de adaptarme a su velocidad.

—No sabes las cosas repulsivas que pensaban.

—¿Y tú si?—pregunté con sarcasmo.

—No es muy difícil de adivinar. ¿Puedes hablar de otra cosa? Distráeme para que no regrese.

—Emmm, ¿Te gusta el chocolate? A mi me encanta.—dije sin saber que preguntarle.

—Si, me gusta mucho—contestó riendo

—¿De qué te ríes?

—¿Es lo único que se te ocurre?

—Si...bueno no se qué más preguntar.

—¿Qué tal si me dices que haces con esa ropa?

—Es mi ropa ¿Acaso tengo que pedirte permiso para usarla?—pregunté alzando una ceja y cruzándome de brazos.

—No, pero nunca te vi con ese tipo de prendas.

—Fue un reto, Ángela ya conoce mi debilidad por ellos.

—Te queda bien.

—Gracias, lo sé, pero por las razones que no quiero mencionar ni volver a pensar, no me pongo este tipo.

—¿Tienes frío?—preguntó intentando calmarse.

—Un poco ¿Puedo?—pregunté apuntando el aire acondicionado.

El sólo asintió y lo iba a apagar pero su mano se interpuso y sentí su helado tacto, más que el de Emmett.

—¿Estás bien?—preguntó de repente mirándome preocupado, —¿Tienes mareos o algo?.

—Ojos en el camino.—dije por instinto y cuando frunció el ceño es cuando me di cuenta de la tontería que dije, —Lo siento, costumbre, siempre me decían eso.

El simplemente rió.

—Y...si...estoy bien. ¿Por qué debería estar mal?—inquirí anonada.

¿Debería estar mal?

—¿Por qué?—dijo riendo, —Acabas de estar en una situación horrible, deberías estar en un estado de shock de hecho.

—¡Ah! eso, bueno, no. Sé manejar bien estas situaciones, digamos que me han pasado antes, no así pero, si.

Lo pude ver tensarse de nuevo, wow Cullen.

—Si no es mucha molestia.—dije haciendo una pausa haciendo que me mire, —¿Podrías llevarme a un lugar? No vine sola.

—Por supuesto, ¿Dónde?

—Oigan lo siento.—les dije a Ángela y Jessica quienes estaban saliendo del restaurante.

—¿Dónde estabas? Te dejamos mensajes.—empezó Ángela.

—Te esperamos pero, teníamos hambre así que...—Jessica fue interrumpida por la repentina presencia de Edward a mi lado.

—Lamento haber entretenido a Ashly, nos encontramos y conversamos un rato.

Edward sabía mentir, Ángela y Jessica le sonrieron como tontas y yo me incomodé.

—No, nosotras entendemos, eso pasa ¿Cierto?—dijo Jessica agarrándose el cabello, Ángela y ella estaban nerviosas.

—Ya nos..

—Si ya nos, ya nos íbamos. Aly ¿Si quieres?—Jessica fue interrumpida por Edward.

—Quiero asegurarme de que Ashly coma algo.—enarqué una ceja, —Si quieres.

Yo asentí ya que en verdad tenía hambre.

—Te llevaré a casa.—decidió.

—Eres muy amable.—dijo Ángela con picardía y golpeándome el hombro con el suyo.

—Si, muy amable.—Jessica miraba a Edward completamente anonada, esto es incómodo.

Edward solo le sonrió.

Okey, esto se volvió mucho más incómodo.

—Si, quiero ¿Comer algo?

—Okey, entonces...hasta mañana.—dijo Jessica, me tuve que voltear a verla ya que ya estaba al lado de Edward caminando a la entrada.

—Okey, hasta mañana.—dije y me volteé, juro haber escuchado sus grititos de emoción.

El de Ángela era seguro que fue por verme con Edward, el de Jessica...tal vez porque al fin intercambió palabra alguna con el Cullen.

—Muy bien, ravioles con extra albóndigas.—dijo la mesera acercándome el plato

—Gracias.—los ravioles se veían exquisitos, y las albóndigas aún más

—No hay por qué.—ahora se volvió a mi acompañante, —Entonces...¿Seguro que no quieres nada de comer?

—No, gracias.—respondió el Cullen mirándome coger el tenedor.

—Okey, si deseas algo, dímelo.

Y así la mesera se fue, insinuándosele a Edward.

Solté un suspiro de molestia mientras arrugaba la ceja.

—¿Qué pasa?—me preguntó sonriendo.

Maldito acosador.

—Esa chica es muy insistente a decir verdad, le iba a pedir queso pero solo se preocupó por que comieras algo, además no te dejaba de mirar.—protesté viendo como la mesera se iba a atender a otra mesa

—¿Y eso te molestó? ¿Qué me mirara?—preguntó divertido y ahí es donde me di cuenta de mi error.

—Si, digo, no, no como tú piensas Cullen ¡Deja de reír!—lo golpeé suavemente cuando su risa me inundó, cuando paró solo me miró intentando aguantar la risa, —Como te dije, le iba a pedir queso pero ni si quiera me prestó atención y además...es incómodo que te miren y a mi me ignoren mientras lo hacen.

—Okey.—dijo no tan convencido.

—Entonces...¿Seguro que no quieres nada?

—No, porque, mi dieta es estricta.

—Tienes que darme respuestas Cullen.

—Si, no...y eh, cruzar al otro lado y podría decirte que el león no es como lo pintan.

—Eso no es gracioso, Edward.—le dije seria.

—¿No lo es?—preguntó divertido.

—¿Cómo supiste donde estaba?

—No tenía idea.—respondió sin mirarme.

Me estaba hartando así que me levanté dispuesta a irme.

—Adiós.

—No, Ashby, no te vayas.—pidió y necesitaba respuestas así que me senté.

—Estabas...¿Siguiéndome?

El dudó bastante antes de responderme.

—Es que siento que debo...protegerte ¿Comprendes?

—Estabas siguiéndome, eso ya es un acoso mayor.

—Yo iba a guardar la distancia por si necesitabas mi ayuda. Pero...oí lo que esos miserables pensaban....

—Espera.—lo paré ¿Dijo lo que creo que dijo?—¿Dices que oíste lo que pensaban?

Se dio cuenta muy tarde de lo que había dicho.

—Entonces...lees la mente, eres telepático.—le dije calmada para no asustarlo o ponerlo incómodo.

—Leo...todas las mentes en este lugar.—dijo alarmándome.

« Carajo, ahora si estoy perdida, Merlín apiádate de esta pobre alma en desgracia »

—Excepto la tuya.

« ¡Gracias Merlín te amo! »

—Es...mira...sexo, dinero, sexo...gato.—dijo mirando a las personas y me miró, —Y luego tú...nada, es muy frustrante.

—¿Significa que vine al mundo fallada?—pregunté algo alarmada.

—Te digo que sé leer mentes y crees que viniste al mundo fallad.a—me dijo riendo pero luego se pudo serio y algo molesto consigo mismo al parecer.

—¿Qué sucede?—le pregunté para luego comer algo de los ravioles.

—Es que ya no tengo, la fuerza para estar lejos de ti Ashly.

Esa frase, esa estúpida pero hermosa frase.

──── ❁ ────

—Ya.—dije riendo, —¡Para! Me haces cosquillas

Una Ashly de catorce años con una semana para quince estaba echada en el pasto, mi cabello estaba suelto y brillaba en el sol.

—Tú empezaste lucecita.—me dijo riendo.

—¡Ya! Merlín.

Caímos sobre el pasto aún riendo, me sentía liberada y segura.

—¿Qué pasa?—le pregunté sentándome a su lado, se había quedado callado.

Se sentó y me agarró las manos.

Ya no tengo la fuerza para alejarme de ti.

—¿Qué?—pregunté atónita.

¿Dijo lo que creo que dijo?

—Eso, no tenga la fuerza, no me puedo alejar de ti, no puedo ni quiero, me gustas Ashly, demasiado. Eres la mejor persona que pude conocer, eres amable, lista, enérgica, eres valiente y no te importa lo que digan los demás.

Okey, voy a desmayarme.

Peter, el chico que me gusta, está diciendo que yo le gusto, mi mente no lo procesaba.

—Y tengo una pregunta Ashly, una que te quiero hacer desde hace tiempo...¿Me darías el honor de ser mi novia?

Solo sentía el sonido de la brisa, el pasto recién podado donde descansaba, la mano de Peter sobre la mía esperando una respuesta.

—Si...—murmuré como pude.

Y sin previo aviso, me besó, sus rosados labios se sellaron sobre los míos, se rozaban con tanta lentitud, entonces lo odié. Porque se sentía tan malditamente bien. Creía que todo terminaría ahí, pero no fue así, una de sus manos se posó e mi mejilla, y lo peor fue cuando llevé mis manos a la parte trasera de su cabeza.

Nuestros dientes chocaron causando que Peter riera sobre mis labios.

Se sentía bien, sus labios eran suaves haciendo del beso un poco lento y cálido. Mi mente me transformaba en un desastre, jugaba de mala forma conmigo.

Peter detuvo el beso sin despegar nuestros labios aún. Poco a poco abría los ojos encontrándome con los azules océanos de él mirándome fijamente a mí.

──── ❁ ────

Recordar ese episodio de mi vida no me hizo bien, confundía y me movía todas las emociones.

—¿Ashby?—la voz de Edward me sacó de mis pensamientos, sonaba preocupado y sabía que probablemente era por como me veía.

—Me tengo que ir...—no esperé respuesta por su parte y me levanté.

—¿Qué pasa?—me preguntó Edward agarrándome el brazo impidiendo mi ida.

Para este entonces sabía que mis ojos estaban lagrimosos pero ni una lágrima saldría, no si había gente aquí.

—Solo...necesito irme.

—¿Quieres que te lleve?

—No, no. Iré caminando.

—No te dejaré ir caminando, no después de lo qué pasó.

Y aunque quise decirle que no, simplemente no podía, quería aceptar la oferta pero a la vez no.

—¿Te encuentras bien?—me preguntó cuando ya me había sentado.

—Si...es solo que...nada, no te preocupes.—le iba a contar a Edward lo de Peter, pero luego recordé que no lo conocía del todo y que aún no se si puedo confiar en él.

Después de terminar de comer, como Edward ya me había dicho, me guio a su auto y condujo, no supe a donde pero tampoco quería saberlo, aunque me interesó cuando paró y escuché las sirenas de policía.

Cuando levanté la cabeza pude ver el carro de mis padres en la estación de policía.

—¿Qué pasa? ¿Qué sucede?—pregunté desabrochándome el cinturón, —Párate.

Cullen haciéndome caso se cuadró y los dos bajamos a ver que era lo que ocurría.

—El auto de mi padre.—dijo Edward, supuse que vio el carro del doctor Cullen, —¿Qué estará haciendo aquí?

Vi salir al doctor Cullen de la estación de policía.

—¿Carlise que pasa?

—¿Padre que pasa?—pregunté acercándome a mis padres.

—William Focks estaba en un bote fuera de su casa, examinamos su cadáver.—dijo mi padre.

—¿Qué? ¿Cómo murió?—pregunté atónita.

—Un animal lo atacó.—terminó Carlise y luego se miró con Edward.

—¿Fue el mismo que atacó al guardia de Mason?

—Parece que si.

—Entonces se está acercando.

—Ashly, deberías entrar.—me dijo mi madre.

—¿Qué?

—Era amigo de Charlie y eres como una sobrina para él, su hija no está y se siente mal. Nosotros regresaremos al hospital.—explicó mi padre.

—Claro.—caminé a las escaleras y luego me di la vuelta, —Te veo luego.

Edward asintió y yo entré. Cuando encontré a Charlie el estaba viendo su computadora, tenía una imagen de su amigo.

—Hola.—saludé cuando ya estaba a su lado.

—Hola.—me dijo sin ganas.

—No sabes cuanto lo siento.—traté de no sonar como si tuviera pena pero no funcionó.

—Lo conocí por casi treinta años—suspiró. Yo solo me apoyé en su hombro y traté de consolarlo, —No te preocupes, vamos a encontrarlo.—se giró y agarró una botella, —Por lo pronto, quiero que lleves esto contigo, siempre Aly

Me entregó la botella de gas pimienta y traté de no reír.

—Charlie...

—Le dará a este viejo un poco de paz.—me rogó.

—No eres viejo, y está bien ahora tendré cuatro.—le comenté.

—¿Tienes cuatro?

—Uno en mi mesa de noche, uno en la sala, uno en mi bolsillo y ahora el que me diste, lo pondré junto con las llaves en el perchero.—saqué el que tenía y lo metí con el otro.

—Eso es ser precavida.—rió y luego de unos segundos volvió a tener su cara triste.

—Es mejor que descanses Charlie, ya es tarde.—traté de cambiar de tema.

—Si bueno, tú ganas. ¿Quieres que te lleve?—preguntó cuando ya se había parado.

—Cla...—iba a aceptar cuando una voz conocida para mi me interrumpió.

—Si no es molestia, yo iba a llevarla.—habló Edward con su típica voz calmada.

—Pensé que ya te habías ido.—dije confundida.

—Te estaba esperando.—me sonrió.

—Bueno, llévala con cuidado. Soy policía.—sentenció Charlie haciendo que negara con la cabeza tratando de ocultar mi risa.

—Ya nos vamos.—le dije y volteé a Edward con señas, Charlie enarcó una ceja en mi dirección y yo lo regañé con la mirada.

Llegamos al auto de Edward, y como ya sabía, el me abrió la puerta con una sonrisa antes de que yo lo haga.

—Gracias por traerme.—ya estábamos frente a mi casa, —Y por recogerme de ese callejón, y...por llevarme a comer

Reí haciendo que el también lo hiciera.

—No es nada, y gracias.—lo miré confundida,—Por no dejar que me aleje.

—No es nada.—repetí, —Nos vemos, Cullen.

—Nos vemos, Ashby.

—Iclyn...no ladres.—protesté adormilada, —¡Iclyn!

Me levanté de mi cama y levanté a mi perrita para llevarla a mi cama y dejarla ahí.

—¿Has visto la hora pequeña? Es hora de dormir.—le reproché y cuando la acaricié se acostó mejor, —Tú duerme, yo...investigaré algo

—Los fríos.—leí lo que decía en el libro que compré, tenía que averiguar lo que Edward me ocultaba, no quería ser una entrometida pero no me quedaba opción.

Busqué en mi computadora acerca de los fríos.

—Aquí está.—me dije cuando encontré una página que tenía mucha más información.

Me salieron opciones, de Egipto, India y Perú, todo era sobre los demonios.

Y los muertos en vida, estaba la información de ellos.

—Velocidad.—leí y en mi mente pasó la escena donde Edward llegaba desde una esquina alejada hasta mi, —Fuerza sobrehumana.—ahora la abolladura que le hizo al auto vino a mi mente, —Piel fría.—el aire acondicionado, su tacto era helado.

Inmortal. Beben sangre.

—Vampiro.—dije con un hilo de voz.

Edward era un vampiro y por ende, toda su familia igual, estuve con un vampiro y no me mató, sabía que estaba muy pálida y no podía hacer nada al respecto.

Me fui a mi cama temblando por la noticia y me dormí. Me levanté a media noche porque tuve la pesadilla de Edward mordiéndome.

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Author's note:

¡Hola bbs! ¿Cómo están?

Vimos como nuestra niña fue fuerte y se defendió, porque ella es independiente

Conocimos como fue que Ashly se hizo novia del bruto de Peter

Y leímos como Ashly descubrió el secreto de Edward

¡Espero que les guste!

Lxs quiero mucho <3

Att: 𝙰𝚕𝚒𝚜𝚜𝚘𝚗 ♡︎✍︎

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